Mario se despertó con el ruido de la licuadora, pero no del todo, aún seguía con los ojos cerrados, con un leve mareo y dolor de cabeza por la borrachera de la noche. La licuadora ya no se escuchaba, trató de volver a dormir pero ya no lo logró. Se persigno como todas las mañanas antes de levantarse, abrió los ojos, la luz lo encandilo y quiso volver a dormir, pero ya estaba mas despierto que dormido. Se levanto de la cama y no supo donde estaba, observo a una rubia desnuda junto a él en la cama, él también estaba sin ropa, en el piso sobre una cobija miró a David y otra rubia dormidos y desnudos, no recordaba quienes eran las rubias no como habían llegado ahí, culpo al vodka y juró no volver hacerle caso a David en tomar vodka por barato.
Despertó a David con mucho cuidado de no despertar a las rubias, David no encontró sus boxers, Mario fué al baño, orino en el excusado que estaba lleno de condones usados, vio en el espejo que todo el cuello lo tenía lleno de chupetes, salieron del cuarto, no querían ser vistos por nadie, sentían la adrenalina de salir a escondidas mientras bajaban las escaleras, Mario se tropezó, salió de la cocina una señora rubia, alta y delgada como de 50 años, la típica señora vestida con sus trajes típicos, que se la pasaba criticando a la gente con sus amigas y a sus amigas cuando estaba con su familia y a su familia cuando estaba sola. Todos se quedaron congelados, impávidos, sin moverse ellos esperaban que ella dijera algo, ella esperaba que ellos dijeran algo. David dijo: “buenos días señora... nosotros ya nos íbamos” y corrieron a la puerta antes que la señora subiera encolerizada gritando “Marcela!! hija de tu chingada madre ya andas de puta otra vez!!”. Mario y David salieron carcajeandose. Mira-dijo David cuando iban en el coche- estamos en Valle Real - No recuerdo ninguna Marcela de Valle Real- respondió Mario y siguieron riendo.
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